EL FACTOR MAYA EN ASTROLOGÍA

EL FACTOR MAYA EN ASTROLOGÍA

Guillermo Hernández Barbosa

PONENCIA.

Esta ponencia fue clasificada entre las 20 finalistas al “XXII Congreso Ibérico e Internacional de investigación en astrología” realizado en Bilbao en Junio de 2.005, recibiendo al final por votación mayoritaria del público asistente el único premio del certamen, Premio Antoine D’Abbadie. Fue publicado en el libro de memorias del congreso.

De alto grado de compromiso, la tarea que de manera circunstancial me ha correspondido afrontar, el cual acuso como un reto y espero me asistan las palabras y los conceptos apropiados, para compartirles lo que mi Alma alberga y mi mente entiende. Aunque me declaro neófito en asuntos astrológicos a la manera como últimamente se ha practicado, llegar a motivaros a reflexionar en lo que en tan pocas líneas debo expresar sabiendo la profundidad del tema, ya de por sí es una osadía; así que permitidme la opción de despojarme de cualquier pretensión en profundidad, tan sólo me limitaré a presentaros unas pinceladas de lo que considero, la Gran Obra y heredad de los Instructores Maya para esta Humanidad en su capítulo de América; sin más preámbulos, al asunto:

Separada y en buena medida ignorada se halla aún ahora, geográfica, histórica, cultural y metodológicamente, la entrega que con fino criterio hicieran los sabios y científicos que en su momento tejieron la malla (el telar madre: Maya) con hilos de sabiduría e impresionante precisión matemática, a lo largo y ancho del planeta y durante milenios; como resultante, todas las altas civilizaciones aún de ignotos tiempos, guardan memorias en sus anales, que cual piezas de un puzzle hacen parte de un Unidad que ya a comenzado a tomar forma, a partir de la recepción, aceptación y puesta en práctica tanto de anteriores como de la más reciente entrega de claves y códigos que revelan la sucesión de las mismas. En las últimas centurias, los estudiosos han sospechado y recabado información acerca de elementos en común en culturas tan disímiles como lejanas, pero ahora la sospecha se ha tornado en certeza, al menos para quienes hemos tenido el privilegio de aplicar la que al parecer es la pieza clave que reordena a todas las anteriores: La Matriz Matemática Maya, Tzolkin, dejada en clave en todas partes, pero explícitamente en América y que por razones obvias tan solo venimos a reconocer casi 500 años después del descubrimiento y a 1.300 de haber sido enseñada y radicada.

Si es una matriz matemática, se comporta como tal, desde la perspectiva que se le mire: se dice que la Divinidad escribe con números sus memorias en los mundos del tiempo, porque el número es el codificador estético-cualitativo por excelencia; pongamos un ejemplo, que en principio fue tomado al azar de esas cosas que no por azar suceden, luego fue tomando forma: Voy a intentar mostraros los hilos invisibles de unos sucesos históricamente referenciados, con el ánimo de que sirva a guisa de ejemplo para otras pesquisas; pero antes, dejadme aportar algunos datos numéricos que sirvan como premisas y que os ayudarán a deshilvanar el ovillo:

  • Serie Exponencial base 2: 1; 2; 4; 8; 16; 32; 64; 128; 256; 512; 1024; 2048; 4096….la misma de los ordenadores.
  • Serie de Fibonacci o de proporción Áurea: 1; 1; 2; 3; 5; 8; 13; 21; 34; 55; 89; 144; 233; 377….un número dividido por el anterior = 1,618 aproximadamente.
  • Nueve Módulos de Tiempo Maya, en días solares: Kin (1 día); Vinal (20 días); Tun (360 días); Katún (7.200 días); Baktún (144.000 días); Quilchiltún (2’ 880.000 días); Pictún (57’ 600.000 días); Calabtún (1.152’ 000.000 de días) y Alautún (2,304 x 10 a la 10, equivalentes a 64’ 000.000 de años tun, ciclo en el cual nuestro sistema solar gira en torno a la galaxia local AM con centro en el sistema solar de Orión) Definiendo a su interior los ciclos siderales menores respecto de:

    * Vega (2’ 600.000 tun), líder del Sector Mayor Galáctico local.

    * Sirio (520.000 tun), regente de nuestro Sector Menor Galáctico.

    * Arcturus (104.000 tun), nuestro Sistema de Sistemas solares, trece en total, la Corte Arcturiana.

    * Alcione ( 26.000 tun), sol central de Las Pléyades, nuestro Sistema Solar.

  • Orbitas reales (R) y sinódicas (S) – sinódico es el movimiento aparente o relativo entre dos cuerpos celestes en movimiento- de algunos planetas, según el registro de los mismos en Teotihuacan y en la Unidad Terrestre de Medida cuya cifra decodificada es 1,0594 aplicable a cualquier medida de espacio:
    • Mercurio R (88); S (117) en días de la tierra.
    • Venus R (225), S (584)
    • Marte R ( ), S (780)
    • Maldek R (1.898), S (260, un Tzolkin Maya)
    • Júpiter R (4.320), S (399)
    • Saturno R ( ), S (378)
    • Luna: Traslación promedia (28 días); Fases lunares (29,49 días)

  • Ciclo Menor de Manchas solares: 23,4 años haab de 365 días.
  • Ciclo Mayor de Manchas solares: 187,2 años haab (23,4 x 8)
  • Cuenta regresiva de los Katunes: 260 de 7.200 días c/u: 1’ 872.000 días, divididos en 13 Baktunes de 144.000 días y 20 Ciclos Ahau de 93.600 días (13 katunes o 256 años haab)

Con esta plantilla de medidas por base, están realizados los más destacados monumentos milenarios que se conservan (pirámides de Urumchi o Ti-huá en China, de Gizeh en Egipto, de Teo-tihua-can, Palenque y Chichén Itzá en México, de Tikal en Guatemala; Ankor en Camboya, Stonehenge en Inglaterra, Tihua-naco en Perú-Bolivia y nos sorprenderá su huella en otros códigos abstractos como los calendarios lunar-solares, el código ADN, el código binario de los ordenadores, etc, etc.)

Si habéis comprendido estas premisas, podréis encajar el análisis que a continuación quiero exponer:

Conocida es la Cuenta Maya de los katunes (generaciones humanas de 20 tun, cada tun de 360 días –20x18-, que establece alquimia Fuego-agua para un mundo evolutivo de manifestación biológica como el nuestro); dicha cuenta contiene 260 eslabones que calzan uno a uno en la tabla de 20 filas y 13 columnas del Tzolkin Maya en su versión matricial y eventualmente usado como Calendario Sagrado de 260 días. De hecho, 260 generaciones comprenderían una sucesión de 260 x 20 x 360 = 1’ 872.000 días en la tierra, equivalentes a 5.125,36 años-trópico de 365,2420, cifra conocida por los Maya desde tiempos prehistóricos, pero poco usada para efectos de datación; la usaremos para comprender sincronías dado que nuestra mente racional dominante requiere congelar los sucesos para intentar asimilarlos. Sabido es que la más reciente de estas cuentas se denomina la ‘cuenta regresiva de los katunes’, por ser la de cierre entre las últimas 100 para finalizar un gran ciclo respecto de Sirio (520.000 tun), de desarrollo de la tercera de cuatro fases de evolución planetaria de un total de 216’ 000.000 de tun o año Universal (216= 6x6x6= 3x72 = 18x12) Iniciada en el 3.113 a.J., terminará el 21 de Dic./2012 de la cuenta gregoriana actual.

Para el caso, tomemos los dos pequeños últimos ciclos de 5.200 tun, considerados como dos pulsos del centro galáctico que nos acuna (cada pulso es la menor unidad significativa en términos de evolución planetaria para el caso de la tierra):

10.400 tun x 360/ 365,2420 – 2012 = 8.238,73 a.J.

La fecha 8.239 a.J. está inscrita en una estela de Guatemala descifrada por el grupo Dzibil de México dirigido por el investigador Héctor Calderón en 1984. Como podemos precisar, corresponde al inicio del penúltimo ingreso de Rayo de Sincronización Galáctico del que tengamos noción y que aparece en franca sincronía con los anales de los Kobdas del Nilo como fecha de encarnación de la Quinta proyección de Conciencia Crística en la Tierra: Abel (“Orígenes de la Civilización Adámica”, Sisedón de Trohade a través de Josefa Rosalía Luque Álvarez, Ed. Kier) y que tiene por misión, derramar en amor a toda la tierra la nueva impronta que provoque una catálisis en el genoma humano, despertando su capacidad de comprender que su individualidad es un multiplicador infinitesimal para el Campo colectivo que le integra, así que cada esfuerzo individual es importante de cara a la conformación en “masa crítica” de la Unidad que ha de integrar para poder acceder al siguiente umbral de expansión de conciencia. Dicho de otra manera, Abel da origen al proyecto de hibridación genética que con el correr del tiempo se hizo realidad inocultable y que impulsó a pueblos de todas las comarcas de dicha Alianza de Negadhá a iniciar éxodos migratorios, con algún pretexto, jugándose la más de las veces su propia supervivencia, para anidarse en otra tierra por la cual sintieron una atracción incontenible, a la postre y sin saberlo en realidad para cruzarse con otros pueblos; para el propósito final, era menester crear dos grandes crisoles de acopio que garantizaren la mayor riqueza en diversidad genética de su entorno; se probaron varios ensayos no todos exitosos; al final el Crisol que haría las veces de masculino donante tuvo éxito en Iberia, adonde confluyeron durante medio ciclo de sincronización galáctico (2.562 años: 1.070 a.J. a 1.492 d.J.) pueblos cuyos territorios hicieron parte de la Gran Alianza de Negadhá, siendo los primeros en atender el llamado los iberos, pueblo de los actuales norte de Irak y Siria (países de Naíri y Ethea respectivamente), en su momento liderados política y espiritualmente por Iber, hermano menor adoptivo de Abel; 26 etnias de las razas Blanca y Amarilla y dos de la violeta africana se mixturaron de una manera bárbara pero al final efectiva en la península ibérica; una vez formalizada la unión en 1.492 se da inicio al segundo episodio: Siembra del híbrido genético en el otro crisol que ya estaba listo y esperaba con cierta conciencia el suceso; para entonces, las naciones en Amerrikúa, ya pasadas sus épocas de brillo en las que confluyeron en ciudades de esplendor, estaban listas para recibir al incógnito visitante y por supuesto para el episodio mal llamado de descubrimiento, que rápidamente pasó al de conquista y colonia; no tenía necesariamente que haber sido ejecutado el plan de la manera como se hizo, pero igual, decente o indecentemente se hizo, pero a la manera de los invasores, quizá la única manera en que sabían hacerlo puesto que así fue su historia poblacional. En la cuenca del Caribe, la síntesis de razas era Roja, Violeta y Amarilla; así se llegó en los 256 años sucesivos a la completitud del genoma humano, para dar finiquito durante las últimas 13 generaciones al aspecto superior del proyecto; fueron 9 “meses” de gestación en el vientre amazónico de la Madre América, 9 ciclos humanos de 52 años mientras en los hilos externos de la historia se vivenciaban como 9 ciclos de oscuridad entre 1.519 -llegada de Cortés a México y ser recibido como el Quetzalcóatl de la profecía- y 1.987 – año de la “Convergencia Armónica” al final de los 9 Inframundos de oprobio, final de la rueda tibetana del Kalachacra o de gobierno interno espiritual planetario y concomitantemente un premio para la naciente Humanidad: la disolución de la URSS, mandada a hacer como potencia mundial en preparación de una tercera guerra mundial de genocidio colectivo, agenda de un oscuro plan que ni siquiera deseo nombrar aquí.

Los dos pequeños ciclos de los que estamos hablando suman 10.250,73 años trópico – o de cuenta lineal-, cuya vigésima parte (código matemático solar Maya base 20) es 512,53, cifra equivalente en años a 520 tun de 360 días, siendo 520 =2 x 260, el ciclo sinódico de Maldek. Si al 2012 le restamos esa cifra, nos resulta el año 1.499,53 justo el tiempo de inicio del penúltimo de los veinte ciclos Ahau, regido por el Águila, arquetipo solar Maya que convoca al proceso de planetización humana, para sabernos hijos del planeta y ganar la Conciencia Planetaria propia del Logos Planetario en el ya mencionado Proyecto Crístico de Humanidad (los líderes del planeta babilónico entienden este llamado como la necesidad de globalización en el sentido materialista, desde entonces el interés por conquistar y poseer, no se nos haga extraño encontrar 256 años después de 1492, el triunfo de la Revolución Industrial en Inglaterra con su primera Feria Exposición Mundial en 1755 en Londres, época de la mini-glaciación en Europa de cuenta de la casi inexistencia de Manchas solares en lo que se ha dado en llamar el ‘Mínimo de Maunder’; en contraste, para el 2004, a 512 del descubrimiento y con el más reciente tránsito de Venus, se registran las más grandes eyecciones de masa coronal solar, es decir, explosiones solares de que se tenga noticia y asociadas a los años de mayor recalentamiento global. Estas sincronías no son casuales, obedecen a una agenda que ciencias como la astronomía y la astrología deberían tener como su objeto de trabajo.

Para inicios de 1.500 gregoriano (mitad del año anterior en Maya) se registró la repetición del Tránsito de Venus, que había tenido su ocurrencia para 1492 (5 sinódicos de Venus antes) No puedo menos que imaginarme a quien se firmaba con honor ‘Cristoferencis’ el portador del Cristo, navegando con rumbo noroeste desde las latitudes de Canarias, observando cuidadosamente la bóveda estelar y en ella siguiendo el rastro de Venus en cada ocaso o en cada amanecer. Según la Astrología Maya, Venus entrega dos arquetipos solares: Lamat, la Estrella (La Cruz Cósmica de la Creación, para seguir la bella senda del Plan Divino, ¿acaso Venus no se comporta como una estrella?) y Chuen, el Mono (el artista, el alquimista en el umbral co-creativo, el niño interior en equilibrio yin-yang, potencia transformativa y creativa en el humano); el descubrimiento de América se hizo en 7 Tierra (la mística tierra de la armonía, de la cual Colón hablaría como el paraíso terrenal) del Calendario sagrado con misión o propósito Mono, es decir, donde ha de nacer la Nación de Naciones durante el día de Evaluación de las Naciones como reza en el Apocalipsis de Juan, cuando la tierra se engalana con sus vestiduras de Luz para ascender como Tierra prometida a las instancias de un Nuevo Sol (Cap. 21). No me cabe la menor duda, en su momento Don Cristóbal encarnó como neurona terrena de alta vibración, capaz de interpretar la Voluntad del Cristo en los hilos del Tiempo; el encuentro de las dos síntesis genéticas en América era inevitable, allá estaban las otras claves para resolver el acertijo del Proyecto Humanidad, los Kobdas del Nilo y los sabios en Amerrikúa lo sabían y por ello visionaron el encuentro para 1519, a 520 años del 999, expulsión del último sacerdote de Quetzalcóatl (Ce Ácatl Topiltzin) y a 676 años (13 x 52) desde el 843, inicio del Oxlahún Tikú o de trece cielos durante los cuales las inscripciones estarían a salvo; a partir de 1.492 se sucederán otros 520 años antes del final del ciclo de Sincronización Galáctica de 5.200 tun, quinta parte del año pleyadiano y centésima del año Sirio con sus 520.000 tun, para nosotros de tránsito por la tercera fase del ciclo evolutivo y desarrollo de la tercera corteza –neocortex-, de Conciencia Planetaria previa a la cuarta de Conciencia Solar o de adquisición del Logos Xolar o Crístico, 1.024 años después del 2.012 gregoriano (1.024 = 4 x 256 = 4 x 260 tun)

Como una curiosidad, cabe anotar que como respuesta resonante y durante los 9 ciclos humanos de inframundos desde 1.519, a los 256 años se da inicio a la unión de regiones colonizadas por holandeses, franceses, ingleses, irlandeses, escoceses que a la postre y durante el katún 1 Estrella (1.756 –1.776) establecen los 13 estados de la Unión en el Norte de América; es interesante tener en cuenta que una de las motivaciones de la unión era la eliminación del “incómodo y peligroso” factor indígena, lo cual sugiere que los invasores no eran los portadores del crisol genético europeo y además su contraparte americana nativa tampoco era el crisol genético del caribe, para no hablar de que los inmigrantes del norte europeo nunca se fusionaron con los “indios” norte-americanos a quienes despreciaron, desplazaron ó aniquilaron. Pretendo en este punto que se comprenda la diferencia de los dos movimientos expansivos, uno impulsado por el Vaticano más allá de las fronteras heredadas del viejo imperio romano al cual de alguna manera seguía sosteniendo, al menos en su propósito expansionista y al liderado por su entonces contraparte: Inglaterra, ya para entonces, primera potencia bélica; la expansión vaticana con pié de apoyo en España fue movida por hilos invisibles de la tierra, de carácter genéticos para el logro de Humanidad y del cual, ni Vaticano ni la corona española tenían conciencia, pero su oportunista contraparte se movilizó hacia el mismo rumbo oeste intentando adueñarse de nuevas tierras para su imperio, para ello contaron con la pericia de viejos navegantes nórdicos que conocían las rutas, pero que ignoraban se trataba de otro continente; ambos bandos llegaron para quedarse, la diferencia radica en que los primeros se fusionaron genéticamente, los del norte decidieron no “rebajar” su genética al no mezclarse con el nativo, a quien a decir verdad, tampoco le hubiera halagado el asunto, además porque no estaban a la espera de un invasor como si lo esperaban los pueblos que guardaban la profecía Maya, a excepción de los Hopi que son en lo inmediato de procedencia del actual México pero de origen Moai (continente de Mu) y ubicados –lo que queda de ellos- actualmente en el cañón del río Colorado. Podríamos decir a guisa de explicación, más no de justificación, que la invasión vaticano-española tenía la venia de la inteligencia telúrica, no así la inglesa y sus secuaces en el norte de América que aprovecharon de muchas maneras su posición y su superioridad tecnológica, recuérdese que buena parte de los cargamentos de oro y plata tomaron otro rumbo diferente a Sevilla y el Vaticano; mejor organizados políticamente los del norte y más sagaces en los negocios dado su alto componente genético judío, vieron en la empresa una inversión a largo plazo, quizá por ello tomaron la delantera e ingeniaron jugadas maestras en política para que la colonia fuera independiente pero unida, ahora conocemos los resultados de tal estrategia; que nadie se extrañe hoy por hoy que el eje de dominación esté contenido en dos fuertes líneas: Washington-Londres-Moscú y Londres-Jerusalém pasando por el banco suizo y una de apoyo logístico: Londres-París-Roma-Tebas pasando por el banco suizo.

Ahora, a partir del 2004 y a 512 años de 1.492, cuando España debe estar dispuesta a recibir el fruto de su siembra si no quiere que “otro” lo haga por ella y ser bastión de la tercera parte del proyecto que necesariamente es de carácter espiritual, la completitud de la “atocha” genética para la Humanidad, la potencia del norte la reclama como su apoyo logístico (de logia) para su guerra injusta y su proyecto materialista de globalización del poder; España debe aliarse con los pueblos al sur del río Bravo, los que siempre le han respetado no obstante el avasallamiento pasado, incluso le han llamado ‘madre patria’ así no sea cierto. Ahora lo comprendemos, un bien más alto movía los hilos.

Continuemos:

Hemos dicho que el ciclo de cuenta Maya básica es de 5.200 tun, equivalentes a 1’872.000 días que terminarán en el 2.012 gregoriano; la décima parte de 5.200 corresponde a 520, así que podemos al menos en términos de números absolutos decir que el descubrimiento de América resuena con ello; en 1.679 a 187 años de 1.492 (un ciclo mayor de manchas solares, fractal de 1’872.000: 8x23,4 = 187,2 años = 68.328 días = 117 sinódicos de Venus, 117 x 584, siendo 117 días el sinódico de Mercurio), otra neurona planetaria despierta, logra descubrir una estructura matemática en una plantilla supuestamente oracular proveniente en lo inmediato de China, el I Kin, traída por los Jesuitas a Europa y en particular por Richard Wilhelm a Alemania, donde uno de sus familiares encuentra bien interesante el código, pero visto desde otra óptica, se trata nada menos que de Leibnitz, descubridor del cálculo infinitesimal, que llega a superar al cálculo diferencial de la mecánica newtoniana; Leibnitz decodificará del Octograma de Fu Shi y sus 64 hexagramas el fundamento matemático que hoy en día es el modelo analógico de los ordenadores, el código binario. ¿Qué mejor explicación pudiéramos hallar para describir el impacto que una pantalla de computadora entregando respuestas produce en una persona de humilde extracción campesina? ¿Acaso un ordenador conectado a internet no opera como un oráculo? La respuesta vendrá por cuenta del premio Nobel en bioquímica Martin Schönberger: quien descubre en su libro “El I Ching y el código genético” publicado en 1.973, que los 64 hexagramas del I Ching no son otra cosa que los 64 codones del ADN-ARN, las letras del abecedario de la vida en su espectro biológico – sobra aclarar que no fue este trabajo el que le valió ser premio Nóbel, por el contrario, por poco le excomulga la sociedad científica por tal afrenta al ego cientificista académico, que ya para entonces estaban a la búsqueda de lo que llaman el mapa genético del ser humano con el ‘proyecto genoma’, por supuesto, les sentará muy mal darse cuenta que desde hace 8.000 años los Koramayas en lo que ahora llamamos China ya lo habían entregado de manera cifrada en un código matemático que mucho después habría de descubrirse en la lógica matemática del I Ching; El Octograma de Fu Shi entrega las 8 posiciones ternarias de los dos símbolos de tiempo-espacio, raya entera y partida, 8 las posiciones de los bits para componer un byte; pero si Leibnitz respondió al estímulo solar mediatizado por Venus-Mercurio, Schönberger a su vez, respondió a una combinación Tierra en alineación con Marte y con Venus en su conjunción inferior, ciclo que se denomina de “oposición de Marte”, considerada la cuenta corta de los Maya de 312 años haab de 365 días y correspondiente a 3 de 104 (una estación de Venus: 65 x 584 días, los días de 104 años en la tierra y dos ciclos humanos de 52)

Lo interesante que quiero destacar es que de 1.672 a 1.984 hay justo 312 años, de Leibnitz a Schönberger, desde cuando el primero conoce los manuscritos del I Ching que le llevarán a descubrir su estructura matemática en 1.679 hasta la presentación en sociedad de la segunda generación de ordenadores en 1.984 precedida por el libro de Schönberger en 1.973, final del katún 11 Espejo e inicio del 12 Tormenta, año de inauguración de las Torres Gemelas a un katún de distancia desde 1.953 de invención de las computadoras y descubrimiento del ADN molecular; en sincronía contraria al hallazgo de Leibnitz en 1.679, 312 años más tarde, para 1.991 se intentó dar inicio a lo que hubiera sido la tercera guerra mundial de no haber estado desarticulada la URSS para entonces, aliado estratégico de Irak por asuntos de control petrolero, como siempre, una cortina de humo; si el eje de dominación acusó el golpe de la disolución de la URSS ante lo cual nada pudieron hacer y lo cuál dislocó el proyecto de emprender una tercera guerra mundial, como siempre en territorio extranjero, pero en este caso con el pretexto del supuesto armamentismo irakí y por supuesto en contra de su aliado comunista, no hubieran podido soportar otro golpe tan duro como el anterior, pero en este caso, en su super-ego y prepotencia: lo que Schönberger había entregado a la opinión pública era una bomba de tiempo que había que detener a toda costa, era la demostración de que el código de la vida está precisado con exactitud matemática en las 384 líneas mutantes del I Ching en el Octograma del Emperador Fu Shi desde hace más de 8.000 años; ahora que la sociedad científica de la ingeniería genética está tan excitada por el hallazgo del mapa genético, es mucho más que un baldado de agua fría el que los Koramayas o antiguos maestros de sabiduría y conocimiento hubieran entregado mucho más que el mapa en tan lejana época; las consecuencias de esa verdad pueden ser tan catastróficas para el paradigma del método científico de la razón, como para la iglesia católica puede ser la aseveración de la no-existencia del infierno, todo el castillo dogmático se vendría abajo en una hora (Apocalipsis Capítulo 18) Estoy pretendiendo aquí resaltar cómo actúa ese ciclo de oposición Venus-Marte puesto que en la correspondencia Maya de los 20 arquetipos solares con las diez órbitas planetarias, Venus aporta Estrella (plan divino) y Mono (niño interior en estado de inocencia), mientras que Marte aporta Cimi (poder de la muerte enlazando mundos) y Ben, Caminante del Cielo que trae la verdad de los trece Cielos; la oposición de hecho enfrenta estas potencias de tal manera que pudiera ocurrir que aquello que viene por el plan divino con el orden estelar pueda ser traducido en guerra por el espacio de dominación, mientras que la inocencia humana engañada por el ilusionista de turno traduzca en muerte para sembrar de terror el horizonte y que las gentes atemorizadas no atinen levantar la cabeza ni mucho menos osen despertar.

1.991 a 52 años de 1.939, inicio de la tristemente célebre segunda Guerra Mundial, con la devastación e inmolación conocida en aras de un nuevo reparto mundial y a 216 (6x6x6) de 1.775, ambas fechas significativas para Estados Unidos. 216 en días es la vigésima parte del ciclo de Júpiter de 4.320 días que a su vez son 12 tun de 360 días, ¿A quién creen que adoraron los romanos y siguen adorando los norteamericanos en sus visitas a Luxor y Abú Simbel, o creen que las torres gemelas tenían un diseño casual?; 216, el lado de la Gran pirámide de Keops (en realidad la casa de Isis diseñada y construida por Thoth el “Atlante”) y del sol en Teotihuacan y la mitad de la de Urumchi o Ti-Hua en China en Unidades Maya de Medida; 216 millones de tun, lo que tarda nuestro sistema solar en dar una ronda al Universo local de Nebadón: Quien no quiera ver, que tape el sol con sus manos, a propósito el sol viaja a 216 kilómetros por hora. Adicionalmente es interesante hacer notar que 312 años de 365 días equivalen a: 3 Estaciones galácticas de Venus (584 x 65 cada una) 3 x 584 x 65 = 113.880 días, que a su vez contienen 146 sinódicos de Marte, 195 sinódicos de Venus, 60 reales de Maldek y 973,33 sinódicos de Mercurio; los decimales sugieren que todo esto hace parte de un ciclo inmediatamente mayor multiplicado por 3 (973,33 x 3= 2.920, los días de 5 ciclos sinódicos de Venus y 8 orbitales de la tierra); a su vez, sugiere 3 x 312 que nos llevaría a 936, cifra que duplicada da 1.872, armónico de los días de un ciclo Maya de 260 katunes o 5.200 tun (1’872.000 días) registrado en Teotihuacan como la distancia en Unidades Maya de Medida desde el extremo norte hasta el inicio de la Ciudadela al sur, siendo 936 la distancia hasta el centro de la pirámide del sol y otros 936 de allí hasta el inicio de la ciudadela; el área ceremonial de Teotihuacan cubre una superficie de 2.268 x 756 Unidades de medida maya, seis de largo y dos de ancho en ciclos sinódicos de Saturno de 378 días, el dimensionador del tiempo por excelencia.

Como si fuera poco, el año 1953 (inicio del katún número 258, 11 Espejo), es especialmente interesante en el sentido de este enfoque y con el tema que traemos para este ejemplo; el año previo, 1952 se había hallado la tumba de Pacal Votan, en el templo de las inscripciones de Palenque y todo parece indicar que es el personaje central de la entrega de códigos Maya-Galácticos en América (estudiar “El Factor Maya, de José Argüelles) y cuya pirámide fue sellada en 692 d.J. justo en un paso de tránsito de Venus. En 1953 se descubre el ADN molecular por James Watson y Francis Crick, también los cinturones magnéticos planetarios por Van Allen, y se dio inicio a la primera generación de computadoras cuyo código matemático tiene todo que ver con el código de la vida biológica, todo importante para el Proyecto Humanidad, pero ¿qué utilidad le imprimen a esta información liberada desde “arriba”? la carrera espacial por supuesto, otra cortina de humo para desviar la atención de la inminencia del cierre del ciclo de Humanidad; observad los fractales:

520.000 tun = 20 pleyadianos de 26.000 tun = 100 ciclos de activación galáctica para la tierra, cada uno de 5.125,36 años trópico ó 5.200 tun; equivalentes a 512.536 años, año de Sirio visto desde la tierra.

51,253 años, décima parte de 512.536, que sumados a 1.953 nos trae al 2004, propicio para comprender el verdadero significado del descubrimiento de América con su propósito de hibridación genética a 512 años del suceso – una sección de memoria en el ordenador planetario-. 2004, año 12 Tormenta (evaluación de toda transformación para alcanzar un nuevo nivel de armonía) que termina el 25 de Julio/05, nos entrega la sensibilidad para “ver” los hilos ocultos; el Plan del Cristo está mediatizado por el orden sideral y se plasma en el genoma humano, mismo que está siendo activado en las últimas trece generaciones, pero en especial en la última y más reciente (1.992 – 2012) La internet galáctica nunca nos ha abandonado, sólo que nosotros por una temporada decidimos apagar los receptores, para atender nuestros asuntos urgentes sociales, políticos y económicos desde la óptica del materialismo babilónico con sus diferentes paradigmas hasta su última expresión: el racionalismo, 1618 a 2.012, décimo-tercer y último baktún antes de pasar a la siguiente fase de evolución, pero ya con el recuerdo de lo que somos y con la intención de aceptar y ser regidos por la Ley Natural de cara a la puesta en práctica del Evam-helius o enseñanzas de las nueve presencias del Avatar crístico y su hueste.

Nuestra Madre Galáctica en cuya cuna nos mece, capitaliza el avance alcanzado por sus críos en cada una de las fases del Proyecto de cada Humanidad; con relación al tema que nos trae sobre Astrología, para el final de esta tercera fase en nuestro caso y dado que se trata de la construcción o creación del Logos planetario o Conciencia Planetaria, era menester el conocimiento de nuestra familia planetaria próxima, razón por la cual, con la activación correspondiente en los engramas del ADN y durante la recta final de esta fase en las últimas trece generaciones (1.755 – 2.012) y con el paulatino ingreso de los índigo, recuperadores de toda la memoria lemuriana, somos capaces de reconocer la existencia de los planetas externos: Urano (1781), Neptuno (1846) y Plutón (1930); en su ausencia por desconocer su existencia, al conciente colectivo humano no le es posible alcanzar el grado de vibración que requiere la empresa antedicha; con ellos se completa el conocimiento de los 10 giroscopios que conforman y ayudan al sol a sostener su rejilla etérea, por la que fluye su intercambio informático con el resto de la galaxia; cada planeta con su orbital, -incluyendo el quinto giroscopio (Maldek)-, sostiene dos de los 20 metalenguajes arquetipo, con los cuales se conforma la grilla icosaédrica con que el núcleo de nuestro sol mantiene comunicación con sus electrones estabilizadores que llamamos planetas; de esta manera, lo que se manifiesta con base diez en el plano material, se expresa por 100 en el sutil inmediatamente superior y relativo al Logos Planetario; en la siguiente esfera de conciencia, la del Logos Solar el multiplicador es 1000. De esta manera vemos como se incorporan las potencias de 10. El décimo planeta se descubre en 1.930, por esos años se sintetiza el plutonio de la irradiación del uranio y que recibe el nombre en honor al recién descubierto lejano planeta; habrán de pasar tan solo 13 años para ser utilizado en la bomba atómica de Hiroshima y 72 años para el 2.004, ya referenciado en este ensayo.

Cada giroscopio, además de impresionar nuestro campo energético con su actividad y movimiento en la cúpula estelar próxima, a través de su sincronía orbital y su movimiento aparente o relativo respecto de los otros (ciclo sinódico), coparticipa en la llamada Helio-pausa o respiración solar; el sol, como una entidad viva e inteligente, respira como nosotros, inhalando Energía y Prana galáctico hasta llevarlo a su núcleo y exhalando Energía y Prana Solar de retorno a la galaxia que lo contiene; en una analogía perfecta con nuestro organismo, en el cual Plutón se ubica en el límite externo del campo áurico, Neptuno en el océano de luz, Urano en el borde interno del aura y el sol mismo es el nucleolo de cada célula, justo donde se reduplica la cadena de ADN-ARN, objeto mismo de la respiración; de esta manera, cada giroscopio que cual electrón de un átomo, administra la energía de un sub-nivel, ejecuta una función importante ya no sólo como estabilizador de la orbita del sol en su ronda en torno a otro sol, sino en todo el ordenamiento alquímico de esa entidad que deberíamos llamar Sistema Giroscópico local ó Sistema planetario y no ‘sistema solar’ como erróneamente lo referimos. Entendido de esta manera, a cada planeta corresponde administrar los aspectos binarios de tan exquisita e insustituible función que es la que tiene por duración 23,4 años haab de la tierra o ciclo menor de manchas solares; corolario de lo cual deriva el hecho de que hasta esta época hallamos activado sólo 23 pares de cromosomas de los 26 posibles, asociados a 13 hélices y 1024 fibras de GNA o código galáctico de vida que llegaremos a activar 1024 años después del 2012, al final de la cuarta y última fase de evolución física planetaria, lo cual equivale a ganar la ciudadanía galáctica; para entonces, cada cromosoma habrá completado su expansión a través de las 20 fibras de ADN que le corresponden, de la misma manera que ahora por nuestro cuerpo surcan 20 redes electro-magnéticas llamadas Meridianos (12) y Vasos Maravillosos (8) de la acupuntura china. De allí la importancia y el requerimiento de re-unir las longitudes de onda que cada una de las cuatro razas traen al planeta, a través de estos arquetipos lo que se unen son vertientes inconmensurables de energía proveniente del orden galáctico a través de los soles; cuando el ser humano comprende esta verdad y actúa conforme a su naturaleza, supera sus egos particulares y se aúna al propósito colectivo ya como nación, pueblo o individuo.

Daré por concluido más no agotado este esbozo a manera de ensayo, sobre las bases de la Astrología Maya, no sin antes presentaros una pincelada de los 13 sectores en que la cosmovisión Maya observa la cúpula que cual bóveda estelar nos muestra la galaxia, vista desde Alcione, sol central de las Pléyades, nuestro Sistema Solar, acotando límites cada 2.000 tun de trayectoria de nuestro sol, para un total de 26.000 tun, cuya réplica fractal en miniatura y sólo por resonancia armónica, se reproduce en nuestra proximidad con el cierre cada 28 días de la traslación lunar respecto de la tierra, ritmo derivado de uno de los movimientos de rotación del sol sobre su propio eje; de igual manera, os presentaré muy superficialmente la función primordial con que cada orbital planetario impresiona como un arquetipo nuestra mente subconsciente, estableciendo lo que el Maestro Dwjal Khul, el tibetano, presentara como el puente Antakarama hacia el Núcleo de la Conciencia correspondiente a esta etapa de nuestra evolución, expresándose así mismo como patrón icosaédrico del super-ego, algo así como el sistema operativo de un ordenador para unir todos los sistemas periféricos y leer archivos e interpolaciones en las 13 esferas de memoria RAM, -acopio informático disponible para cada ser humano que se permite acceder a ellas,-haciendo uso de esas 20 ventanas que como Sellos o Escudos Solares nos proporciona el Tzolkin Maya, toda una propuesta de auto-experimentación:

Los Trece sectores zodiacales han sido encontrados en documentos líticos y confirmados en los códices sobrevivientes en y de meso-américa, como en Teotihuacan y los códice “Dresden” y “Pereciano”; investigadores serios y perspicaces como Héctor Calderón, Hugh Harleston, le han dedicado su vida profesional a escudriñar estos enigmas; los veinte sellos a su vez, han sido custodiados por las tradiciones indígenas, sin importar las diferencias de interpretación y la cronografía de su aplicación en una u otra locación tribal, lo importante es que siempre mantuvieron su conexión arquetípica con los símbolos, eso era suficiente; de la misma manera como los chinos supieron traer sin deformación, la plantilla matemática del código genético, al margen de que fueran conscientes de ello; es el momento, de agradecer y ponderar el sacrificio de las naciones originarias en Amerrikúa para legarnos esta herencia, diseñada por inteligencias que escapan a nuestra concepción del mundo y para este momento extraordinario de elevamiento a un nivel de Conciencia más sutil, con la ayuda de los códigos arquetipo de la Cuarta Dimensión perceptible (novena y última más sutil de inframundos: el Tiempo, océano para la Mente, los sentidos, la vida biológica, los cristales, los átomos, la sustancia sub-atómica, y los sustratos de Sonido y de Luz), coordenadas sin las cuales sería estéril nuestra trascendental búsqueda en los horizontes infinitos.

TRECE SECTORES DE LAS CONSTELACIONES MAYA

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  1. COZ (Halcón), en su ojo: Markab (alfa Pegaso)
  2. BALAM (Jaguar), en su ojo: Alpheratz (alfa Andrómeda)
  3. PEC (Perro), en su ojo: Mirach (beta Andrómeda)
  4. CAN (Serpiente), en su ojo: Menkar (alfa Cetus), Tzab (Pléyades el cascabel)
  5. TZUB (Conejo), en su ojo: Aldebarán (alfa Taurus)
  6. AAC (Tortuga), en sus ojos: Castor (alfa Gemini) y Polus (beta Gemini)
  7. TZOOTZ (Murciélago), en sus ojos: Régulus (alfa Leo) y Algieba (y-Leo)
  8. DZEC (Alacrán), en su ojo: Denébola (beta Leo)
  9. CEH (Venado), en su ojo (Almuderín)
  10. MOAN (Buho, Lechuza), en su ojo: Spica (alfa Virgo) Arcturus.
  11. CUTZ (Pavo), Kornephorus (beta Hércules) Antares.
  12. XIBCAY (Lagarto); 110 Hércules, Vega.
  13. BATZ (Mono), en su ojo: Altair; Deneb (alfa Cignus)

    (Versión entregada por Hugo Harleston y Héctor Calderón, mostrando las posiciones de las constelaciones Maya en el 3.980 d.J., aproximadamente en el paso a la siguiente era zodiacal; “El Zodiaco Maya”, Mexico, 1989) Actualmente el año terreno está sintonizado con inicio zodiacal en Murciélago en el cenital del 26 de Julio y terminando en Tortuga. Los diez planetas están correctamente cartografiados hoy astronómica y astrológicamente, falta incluir Maldek.

Valga anotar que para Maya, la cúpula estelar se presenta deformada para los mundos planetarios, no sólo por la lente de sus atmósferas sino por las sinuosas órbitas con cambio posicional en cada día, propios de estos giroscopios si se los usa por observatorio; razón por la cual, para efectos de la Casa Zodiacal en curso, la cúpula galáctica debe observarse desde el sol central de un Sistema Solar, en nuestro caso, desde Alcione y con el orbital de nuestro sol Kinich Ahau en trece posiciones de su elíptica ascendente, cada 2.000 tun de la tierra (1972,6 años solares); las posiciones relativas en un año terreno, son observables para determinar a partir de cuándo se nombran dichas constelaciones que nos afectan por resonancia y nunca directamente; así, el año terrestre debe ser sectorizado en trece partes iguales como en su momento lo demostró Johanes Kepler (en su elíptica, la tierra barre trece áreas iguales en tiempos iguales, se trata de 28 días que es lo que la luna tarda para dar un orbital promedio alrededor de la tierra, todo un biorritmo natural) La aplicación de estos sectores varía cada ciclo de 512 años, dependiendo desde cual de los seis puntos principales de la órbita terrestre (Solsticios, Equinoccios y cenitales) se inicia el año terrenal, para mantener la sincronicidad con el orden estelar, corrigiendo desfases propios de cuerpos que se mueven en el espacio, generando movimientos relativos; así por ejemplo: para los últimos 5.125 años son 10 sub-ciclos de 512,5; en el primero, el año comenzó con el equinoccio de primavera (época del Imperio babilónico registrado por los caldeos, los calculistas, una manera de perpetuar su memoria es manteniendo su manera de contar el tiempo, una herencia para el Egipto faraónico, griegos, romanos y finalmente Vaticano que en 1583 cambia el inicio para el 1º de Enero, pero suprimiendo 10 días de las cuentas para que el equinoccio de primavera volviera a ser el 21 de Marcilius); pero el segundo sub-ciclo pasó al nadir o cenital inferior (19 de Mayo, la energía dorada eleva la plateada terrenal), el tercero en el solsticio de verano-invierno según el hemisferio (época de Tihuanaco, el cual han conservado para su año con los festejos del IntiRaimi); un cuarto periodo desde el cenital (26 de Julio) que repetirá en el décimo sub-ciclo a partir de 1.499, instrucción recibida por los astrólogos-astrónomos en época de Moctezuma II del Imperio Azteca; el quinto, desde el equinoccio de Otoño para el norte; sexto desde el solsticio de Invierno (21 de Diciembre); el séptimo sub-ciclo, del 37 a.J al 475 d.J se repite en el equinoccio de primavera, inicio del periodo clásico Maya en el esplendor de los Quiché de Guatemala; el octavo, hasta el 987 d.J pleno momento de los Mexicas, incluye la partida de los instructores Maya en 830; el noveno hasta el 1.499, repite en el solsticio de verano y finalmente hasta el presente desde 1.499 se cuenta el inicio del año de la tierra con el paso cenital de la tierra respecto al sol, cada 26 de Julio. Definido el inicio del año, se aplican los repartos de las 13 Lunas de 28 días más uno como calendario civil Haab, usualmente dividido como año tun en 18 sub-ciclos de 20 días más cinco días finales, igual que lo hicieron babilonios y egipcios en sus inicios.

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LOS VEINTE ESCUDOS O GLIFOS SOLARES Y LOS PLANETAS.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.PLUTON: Planeta del Alfa y la Omega, inicio y final del itinerario de inscripción transformativa. Recibe la energía galáctica inhalada por el sol, efluvio energético considerado sagrado proveniente de los altos centros de la Creación, razón por la cual se le asocia al Sello Sol (Ahau) de Iluminación y Amor Infinito, sello cero que inicia la cuenta. Al final del ciclo respiratorio solar, Plutón recibe la energía exhalada por el sol, para entregarla a la galaxia transformada, llevando la información de cómo ha sido utilizada esa energía, por ello, el arquetipo asociado es el número 19: Cauac (Tormenta) poder de la transformación final, de catalizar crisis para salir avante.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.NEPTUNO: planeta del inconsciente colectivo, reino de los arquetipos; inhalando genera el arquetipo 1, Imix (Dragón), arquetipo de la memoria ancestral que heredamos vía madre, madre tierra, abuela agua, símbolo del alimento seno-pecho a través del cual recibimos la impronta de lo que somos en origen; en la exhalación encontramos el Sello 18, Et’znab (Espejo), cuando las aguas emocionales han entrado en reposo, se convierten en el lago, espejo de la realidad celestial, somos reflejo virtual de nuestra realidad espiritual; la espada de doble filo, de la verdad y la justicia para cortar de raíz toda falsedad e injusticia, es la espada de Luz arcturiana, la impronta galáctica de los 144.000 engramas de nuestra realidad cibernética, el Mar de Cristal en el Apocalipsis.

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Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.SATURNO: Señor del Tiempo Creativo; inhalando nos trae el arquetipo 3, Akbal (Noche), la casa del Espíritu en el mundo físico, el proyecto del Espíritu requiere un anclaje físico que será el cuerpo, su protección, pero también por su densidad los velos que le ocultan; en los oscuros observatorios, los sacerdotes astrónomos observarán las trayectorias de las estrellas y planetas con especial énfasis en seguirle la pista a Saturno (Ain) el señor del tiempo, dado que su ciclo sinódico tiene los días de un círculo de radio 60; los registros del tiempo serán imprescindibles para el retorno a casa. En la exhalación, el sello 16, Cib (Guerrero) poder de inteligencia del danzante del sol que se plantea el uso impecable de la energía disponible en sí mismo y en el orden natural; la percepción del tiempo como energía creativa conduce a los seres humanos a su máxima expresión como guerreros de la Luz, que aprenden a no combatir contra la naturaleza.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.JÚPITER: señor del poder, la grandeza y la visión global; inhalando entrega el arquetipo 4, K’an (Semilla), la fuerza vital de germinación de las ideas, crea el huerto de la religión Universal del amor, en el que cada uno somos hortelano, sembrador y recolector de cuanto pretendemos cosechar; en la exhalación, nos entrega el Sello 15, Men (Águila), poder de visión global, holista, integral; recursividad ante la adversidad, prosperidad, arquetipo de Conciencia Planetaria o logro de la Mente Colectiva en el umbral del Logos Planetario, el llamado a la hermandad.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.MALDEK: Planeta perdido que nos recuerda que somos de familia estelar, no obstante haber explotado como cinturón de asteroides, conserva su órbita y su momento de inercia y por tanto, debe seguir siendo considerado el quinto planeta en cabeza del asteroide Ceres, encargado de marcar el biorritmo humano sincronizado al entorno estelar. Inhalando nos entrega el Glifo 5, Chikchan (Serpiente), aliento vital espiritual hecho sangre, arquetipo de la familia, desde la cósmica hasta la terrenal, simboliza la sabiduría de la tierra hecho ADN en la naturaleza viva y a ser activada y elevada por los canales de la sexualidad. En la exhalación Maldek nos entrega Ix (Mago), glifo 14, el maestro astrónomo observador del cielo estrellado, el más alto nivel de comprensión de la fuerza de la vida conectada a la Conciencia Cósmica. El Merlín interior ascendiendo a la torre (columna – pineal), la serpiente-jaguar dando el salto al mundo interior del silencio, del no-tiempo. Al encuentro de su Esencia Divina.

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Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.VENUS: Planeta estrella que muestra el rumbo hacia la Conciencia Xolar; planeta que acompaña al Sol en su ocaso aparente visto desde la tierra para entrar a los inframundos de oscuridad idealizados como sumergirse en la noche, pero también le acompaña en su salida como lucero matutino, el alborear del nuevo día de la Conciencia Humana, razón por la cual, los ciclos venusinos son el reloj de nuestra agenda en la senda espiritual. En la inhalación, Venus nos entrega Lamat (Estrella), glifo solar 8, poder de la belleza que genera sensibilidad y elegancia para transitar el camino con la frente en alto; es el Plan Divino impregnándonos de su designio, su Voluntad, para que libremente lo sigamos, cual humanos de buena voluntad o niños en estado de inocencia, justamente el glifo que Venus nos entrega en la exhalación: Sello solar 11, Chuen (Mono), poder de la magia co-creadora del niño/a interior que aprende jugando y se divierte creando; en ausencia de malicia el ser humano es más celestial que terreno; arquetipo que nos permite entender que somos creación en permanente transformación, que somos los arte-sanos de nuestra propia escultura.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.MERCURIO: El mensajero alado encargado de intercambiar los flujos; por último, el más pequeño y veloz de todos, entregando los recados de la madre galáctica y recibiendo los mensajes del sol de retorno a ella, con sus 88 días de traslación y rotación establece una analogía con el corazón humano de aurículas y ventrículos en función del río de la sangre, el flujo del ‘chi’ o energía vital. Nos envía el arquetipo 9 en la inhalación, Muluc (Gota de Rocío, Luna), poder del agua que al fluir se purifica, renovando el sentido de la vida; agua es símbolo de la vida y de las emociones que contenidas en el plexo como océano de la energía, tienden a estancarse y hacerse putrefactas como emociones densas. En la exhalación, Mercurio nos entrega Oc (Corazón, Perro), sello solar 10, poder del amor condicionado a las limitaciones propias de las relaciones inter-personales, fuente de incoherencias; Oc, diagnostica actuar con amor, amistad, lealtad, fidelidad, olvido de agravios; una mirada comprensiva a nuestras debilidades emocionales desde una óptica más elevada, la del corazón. Mercurio como el corazón físico en la proximidad del corazón etérico (cuarto chacra), intercambia los fluidos de inhalación y exhalación, de la misma manera que el corazón lo hace con la sangre arterial y venosa en su doble 8 de aurículas y ventrículos.

Estos veinte grifos nos entregan un itinerario de la evolución, pero para el efecto será necesario que los leáis en el orden del cero al 19, siguiendo los flujos de inhalación y exhalación solar. Ahora podéis comprender el por qué del ejemplo escogido para este ensayo, en el que los ciclos de manchas solares son los de Helio-pausa solar, impresionan de manera decisoria la mente y el hacer del colectivo humano o de sus naciones; para que todo quede escrito en los folios del libro sagrado: el ADN.

Conclusión: o mejor, a manera de llamado de atención quiero dejar en vosotros esta semilla que cada quién elegirá o no sembrar en su huerto; a la tierra y gente ibérica corresponde recibir con valor agregado el fruto de su siembra genética y éste es el tiempo límite para ello, es tiempo de sumar y multiplicar, no de sustraer ni dividir; el Gran cofre del Tesoro de América no ha sido abierto aún, en su momento hace casi 500 años por el contrario fue sellado y menospreciado; no es esta una actitud inteligente si pretendemos no sólo sobrevivir como especie, sino ascender en la escala de la evolución. La informática Maya (Madre) dejó en América su última entrega, la que contiene las claves de la síntesis en el punto de convergencia entre el conocimiento y la sabiduría con sus 32 facetas del cristal diamantino, todas emanando desde el mismo centro de Luz. Si la Astrología significó para los Maya el más alto nivel de comprensión de nuestra realidad, no se espera menos de los astrólogos en esta última generación, pues se supone, cuentan con mejores herramientas que los propios antepasados tribales. Sé que el escepticismo es uno de nuestros mecanismos de defensa, pero nadie os está atacando por haber ocupado su tiempo en comprender tan profunda disciplina; vuestra mente ya está habituada a calcular casas, ascendentes, trígonos, tránsitos, la distancia con la Astrología Maya no es mucha, sólo que es la de orden inmediatamente superior; difícilmente alguien que no entienda la geometría y la trigonometría comprenderá el cálculo diferencial e infinitesimal, esa es la diferencia. El astrólogo de hoy no mira el cielo estrellado, mira la pantalla de su ordenador, e interpreta los símbolos como los maestros de la astrología lo enseñaron; quizá si esos mismos maestros hubieran contado con el aporte milenario de la Astrología Maya, se habrían percatado que su código que tuvo principio hacia 3.100 a.J y nació fundamentado en las ideas predominantes entonces, tendría su final por agotamiento de esa Casa Mental al final del ciclo del que hemos venido hablando, pues ninguna de nuestras construcciones es eterna; una Casa Mental con sus paradigmas termina cuando se hace obsoleta, cuando ya no puede sostenerse con su sistema de ideas y eso ocurre en el crepúsculo de un rayo de sincronización galáctico. Para Maya, observar el pasado es válido siempre y cuando traiga luz para nuestro camino presente y futuro; estamos en un punto de inflexión de la evolución humana, en el cual, la mirada deja de estar enfocada en el individuo para pasar a enfocar el camino a seguir para el colectivo: El Proyecto Humanidad es prevaleciente respecto al interés personal, ahí radica el oficio actual de ser Astrólogo(a) Las claves están dadas, los ritmos naturales incluidos, las correlaciones afinadas y entregadas, los cálculos exquisitamente aplicados y corroborados antes y durante el ciclo histórico, la bandeja está servida para que la disfrutes.

Guillermo Hernández B.

Noche Galáctica Azul.

Kin203ghb@yahoo.com

Nota: Esta ponencia fue editada como una de las veinte finalistas para el XXII Congreso ibérico e internacional de investigación en astrología, realizado en Bilbao en Junio de 2.005 y por votación mayoritaria de las 300 personas asistentes le han considerado la mejor y le han hecho merecedora al único premio del evento: Premio Antoine de Abbadie. Por mi parte declaro que el premio se lo lleva la cosmovisión Maya y los pueblos, parte de mis ancestros, que la custodiaron durante siglos.



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